martes, 9 de septiembre de 2008

Tres momentos de una vida


Hermann Hesse


Poeta y novelista alemán; nació en Calw (Selva Negra) el 2 de Julio de 1877, murió en Montagnola (Suiza) el 9 de agosto de 1962. Es uno de los escritores más representativos de la Europa actual, continuador de la línea del romanticismo alemán e intérprete al mismo tiempo de
los problemas de la sociedad moderna. El tema central de su obra es la inquietud del hombre en busca de su destino. En 1946 obtuvo el premio Nobel. Sus obras son en gran parte confesión de su interior. En su edad madura intenta armonizar los valores éticos y estéticos, la sabiduría del Oriente y la del Occidente. Su lenguaje es sencillo, fluido y musical y sabe expresar los más diversos matices del sentimiento.

Tres momentos de una vida



Rodeado de bellos paisajes naturales, entornos familiares, desconocidos, buenos amigos y mujeres que marcan su camino, transcurre la vida de Knulp, el simpático y delicado protagonista de Tres momentos de una vida, una de las primeras obras del reconocido escritor alemán Hermann Hesse, quien se valió de diversos recursos narrativos y expresivos para crear una obra llena de encanto y armonía.

Los tres relatos que integran el cuento son: “Al comienzo de la primavera”, “Mis recuerdos personales de Knulp” y “El fin.” Estos van desplegando la historia del vagabundo Knulp cronológicamente en sus andazas por muchas ciudades alemanas y, como su aire bondadoso y alegre es respirado por las personas que se encuentran a su alrededor.

Al comienzo de la primavera, el joven Knulp un poco indispuesto debido a una enfermedad reciente, decide descansar un poco en casa de su viejo compañero de viaje Emil Rothfus, quien ya se casó y amablemente le recibe. Sin embargo, la naturaleza inquieta y liberal del caminante no le permite estar en cama mucho tiempo. Se dedica a saludar viejas amistades, recorrer la ciudad donde reside su amigo y conoce a una linda criada llamada Barbële quien capta su atención y a partir de ese momento nace una breve amistad.

Pero la esposa de Rothfus, maravillada con la apariencia pulcra y delicada de Knulp, comienza a incomodarlo, ya que lo ve con ojos de mujer deseosa. No se siente contento en aquél lugar, pese al aprecio que le tiene a su amigo. Esta situación le hace reflexionar sobre su vida, libre de ataduras hacía las personas y su gran puesto de espectador de la vida ajena…

En el segundo capítulo, Knulp se encuentra de nuevo en su eterno viaje. Se refleja un momento de amistad entre el vagabundo y un gran compañero que lo acompaña, y ahora él es quien cuenta la historia. Ellos disfrutan de las flores con vivos colores, la fresca brisa que los arropa y de crear lindos versos que sólo quedarán guardados en aquel instante. Muchas reflexiones sobre la vida aparecen en el camino de estos dos. No todo es para siempre. Knulp lo sabe, pero su amigo cree que el amor o la amistad si lo son, aunque pronto se daría cuenta de que no es así.

Pasó el tiempo para el vagabundo, llegó "el fin", empero él quiere regresar al lugar en donde todo comenzó: su tierra. Vale la pena abrir algunas interrogantes ¿Si fue lo mejor ser siempre espectador de la vida ajena?, ¿Verdaderamente no hizo nada por su vida? Estas respuestas Knulp también desea saberlas y así dar por terminado su viaje; como siempre con una gran sonrisa.

Un libro fácil de digerir, con gran cantidad de elementos creativos y una narración impecable, que hará volar la imaginación del lector, además podrá reflexionar sobre sus propias experiencias en la vida

1 comentario:

Marisol dijo...

Hola Johana,
Fue novedoso para mí tu texto,
porque, aunque conozco otra obra del autor, no conocía esta.
¿Por qué el mes de Julio va con mayúscula?
Los títulos de las obras, literarias también, van en cursiva.
La introducción del autor parece haber sido tomada de otros autores, identifica la fuente, de lo contrario es plagio.
Hacia preposición no lleva acento.
Sí afirmativo lleva acento.
¿aquél lleva acento?
después de coma y signo de interrogación no va mayúscula.
Profa. Marisol